jueves, 3 de julio de 2014

Tortillas y atol...



Gilberto Ramos...El nombre le ha de sonar familiar, se trata del niño guatemalteco que muere durante su intento de cruzar las fronteras del país de las “barras y las estrellas”.  No había querido comentar del tema…pienso que muchos medios han rodeado esta historia de amarillismo y una nota en particular me hizo romper el silencio:

“Gilberto Ramos quería dejar su frío y remoto pueblo montañoso para viajar a Estados Unidos, trabajar y ganar dinero y pagarle un tratamiento contra la epilepsia que padece su madre” Fuente: AP, Sonia Perez

La primera pregunta que viene a mi cabeza es de donde un niño de 15 años que vive “en un remoto pueblo montañoso”, saca el dinero suficiente para pagarle a un coyote para salir de su país? Según la publicación “El drama de los inmigrantes” de Nuestro Diario, este cobro esta entre los 4 mil y 7 mil dólares, lo cual significa que Gilberto no consiguió este dinero solo…Gilberto tenía el apoyo de alguien que lo financiaba. Tal como lo muestran las diferentes publicaciones, la familia estaba enterada de los planes del niño y más que retenerlo talvez en el fondo también pensaban que era lo mejor para él y quiero aclarar que no son ni serán la primera ni la última familia que lo piense.

La pregunta es: ¿Cuál es el fondo del tema?

Se trata de la falta de oportunidades y la pobreza que ahorca a muchas familias en el interior. Hay un abandono y una falta de presencia del estado en diferentes rincones del país, que a estas alturas de la vida carecen de recursos que satisfagan las necesidades básicas de estos guatemaltecos. Salud, alimentación, educación, infraestructura y seguridad son los pilares en los que todo gobierno debe de enfocarse para lograr el crecimiento del país y realización de sus habitantes, pero que pasa…una vez cada 4 años van a estos lugares “remotos” a regalar un par de sacos de fertilizante y láminas para contar con el voto de estas personas que depositan su confianza y sus esperanzas de que su situación va a cambiar…pero esto simplemente no sucede.  

Muchas personas argumentan que quien es “pobre” es por “webon”,  yo no creo que se trate de “webonería” quienes solo pueden comer tortillas con atol, yo no creo que se trate de webones el buscar otras alternativas de vida…y es claro que en muchos lugares de Guatemala y Centro América, la idea de migrar a otro país para muchos sea la única luz que ven al final del túnel.  Cada año, el aporte de las remesas familiares en el PIB va en incremento, por ejemplo a diciembre del 2013 se registró un crecimiento del 6.7% anual según el banco de Guatemala, lo cual refleja dos cosas: la mejora en la economía estadounidense y lo segundo, que los migrantes en busca del sueño americano cada día son más, es decir, hay muchos “Gilbertos” jugándose la vida y buscando esa “superación”, ¿Es ese el único método? No, no lo es… ¿Es el mejor? No lo sé,  cada dólar enviado en este país se “multiplica”, aunque ellos del otro lado no gocen con garantías constitucionales y prestaciones, pero pensándolo bien…aquí tampoco.  

Lamento lo que le paso a Gilberto y sería muy ingenuo de mi parte creer que esta historia despertará el interés de nuestros gobernantes a iniciar acciones enfocadas a ofrecer mejores condiciones a estas familias, pero al menos espero un poco de conciencia y empatía social para que pensemos dos veces antes de tachar a la pobreza de weboneria.

Este texto va en nombre de todos esos migrantes que dejan su tierra, su familia y su identidad por buscar superación y por todos esos “Gilbertos” que son estafados, son deportados o que mueren en el intento. 





Fotografía: AP, Sonia Perez. 



Links:
¿Por qué Gilberto cruzó la frontera y murió en Texas?



"El drama de los Inmigrantes"  
 

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