viernes, 8 de agosto de 2014

El tesoro, la sombra y la foto

El tesoro: 

Después de dar y dar....llega un momento de cansancio. Abrirse y mostrarse tal cual, se convierte en una complejidad para muchos. ¿Lo peor? Que el significado de ese esfuerzo sea basura. Basura, de esa que no se tiene duda al desechar, de esa que no da nostalgia tirar.

Dicen que la basura de unos, es el tesoro de otros. Es difícil creer en eso cuando el resultado a través de los años, es el mismo.

La sombra: 

Pararse frente al espejo es un ejercicio necesario. A veces de lo que más se reniega es lo que más se muestra. A veces de lo que más se huye se convierte en nuestra sombra. A veces lo que más se predica es de lo que más lejos se está.

La reflexión viene derivada del sentimiento del "odio". Odiar es tomarse el tiempo de maquinar como regresar "el mal", es planificar la venganza perfecta para dañar a otro y así alivianar cierta carga personal asociada con el enojo. La finalidad de la venganza es apaciguar este sentimiento con esa dulce satisfacción que se produce en las entrañas después de ejecutado el plan. La venganza suele ser solapada con la “provocación” de otro.

El odio no deja ver más allá, nubla la razón y somete a la persona a un estado ególatra donde cree ser dueño de una verdad absoluta construida de asunciones provocadas por sentimientos de rabia y en algunos casos protección. El odio es un parásito que se va alimentando de malas experiencias hasta que en algún momento se apodera de lo que somos.  El odio genera una carga adicional al ser, la cura...el perdón.

La foto:

Lo que muestra la imágen es un ser en el que vive cierta maldad y picardía con un detonante de impulsividad que no mide consecuencias. Eso no lo hace inofensivo o ingenuo, se lee en los ojos. Quienes son espectadores de la imágen no ven nada de eso tampoco.

Su alma no es pura, está dañada. Lleva consigo un escudo de indiferencia y una armadura que apenas cubre su vulnerabilidad. No muchos lo saben, pero debajo de esa pesada armadura, hay un ser tímido cuyo afecto lleva escondido en un rincón.

Lleva varios rasguños consigo, algunos viejos y un par recientes...éso le borra a veces la sonrisa.

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