"....Sueño con algún día casarme y entregarme por primera vez al amor de mi vida. Seré esa esposa fiel y entregada que necesita. Así me criaron, yo no podría ser de otra forma o una cualquiera. Eso ya no existe verdad? Digame, estoy equivocada?..." Preguntaba la dama de voz dulce, delgada, de ojos redondos y soñadores. Aunque ya esta cerca de los 50, su cara expresa bondad y una inocencia que lleva como virtud y castigo. La dama, le cuestionaba su forma de actuar a alguien con una idiología y concepto de vida muy diferente al de ella.
Al inicio, quien la escuchaba le aconsejo impulsivamente "anímese, no pierde nada" con un tono semi burlesco pero a la vez serio ya que esa era su forma exacta de pensar. La dama, quien podría ser fácilmente la mamá de quién la aconsejaba, se sintió un poco aludida y es que le aconsejaban faltarle a todo lo que ella había creido correcto en su vida y eso le había negado tener esa experiencia que había deseado y guardado por muchos años en ella. "No crea que yo no siento, es solo que me controlo" decía la dama con voz bajita para que nadie mas pudiera escucharla y juzgarla. Tener esa experiencia no era lo único que anhelaba...la maternidad, se había convertido para ella, en un sueño frustrado y al que por su edad, se había visto obligada a apagar esa llama de esperanza que por mucho tiempo había alimentado.
A medida que la conversación avanzaba, a la dama de repente se le innundaban los ojos de tristeza porque su juventud había pasado. El tiempo y el apego a sus valores morales y creencias habían arrazado con sus sueños y ahora, el tren de las oportunidades rara vez paraba en su estación. Hace unos meses...se detuvo y alli estaba, estaba haciendo su último llamado a la pasajera indecisa. Un tren obscuro, lleno de historias y pasados cargados y tapados con una ligera manta. Por momentos se encendía una luz en el vagón y lo poco que podía ver la dama la hacia sentir desconfiada pero gran parte de ella, estaba cansada de eso...tanto que traicionar sus principios estaba siendo una opción para ella. Sin embargo, la agoviaba más el sentirse traicionada a si misma, equivocarse y sentirse burlada.
La dama fue destapando los bultos del vagón...su inocencia o su desesperación hacía que los cubriera nuevamente aparentando que nada de lo que veía le afectaba. Pero su consejera era más viva y notaba que en sus ojos había mucha decepción pero mantenía cierto afán a experimentar el lado de la vida que no conocía. Hipnotizada por su sentir, la dama casi estaba por abordar el tren con los ojos vendados, lo único que estaba esperando era esa voz que la animara a despegar el pie que quedaba aún en el suelo.
"...He pecado" afirma tímidamente la dama, ya que en dos ocasiones ha permitido un ligero roce de labios entre ella y su pretendiente. Su caballero de paja, le ha hecho propuestas indescentes como el de hacerla mujer manteniendo una relación casual y liberal mientras ella sueña con el momento en el que él le pida ser su doncella.
Lo que ella desconocía es que su historia, la compartía con un alma en pena a la que acompaña una voz que distorciona en su cabeza el bien y el mal...esa voz le decía que alentara a la dama a subirse al viaje de su vida que pintaba terninar en fracaso pero, el consejo se lo daría por una sola razón: darle la oportunidad a la frágil mujer de conocer placeres paganos y sucios ante sus ojos. Esa alma en pena sabía que su pensamiento obscuro la llevaría directo al avismo pero llegaría un punto en el que la mujer se limpiaría la cara y agradecería esa experiencia de dolor que le daba la vida para liberarse de esa inocencia y esa culpa que apretaba su delgado cuello y apenas la dejaba respirar...
Y bueno, lo realmente triste es que hay casos reales de "castidad" que desperdician la vida esperando a su príncipe idealizado... que ahuevos no existe!!
ResponderEliminarBuena, marica!